Algunos de los proyectos de AIRE comienzan como una pequeña idea, una sugerencia de alguien que tiene algún talento y quiere aprovecharlo, y alguien dispuesto a hacerlo realidad. Así surgió nuestro taller de costura.
Una ex residente de AIRE, quien era costurera en su país de origen, quiso continuar con su oficio y en junio de 2023 recibimos la donación de una máquina de coser. La máquina se instaló en un pequeño salón de AIRE y también recibimos donaciones de telas e insumos para los proyectos a realizar.
La ex residente ya no está en AIRE, pero otras llegaron y quedaron encantadas con el espacio. Algunas ya tenían experiencia con la costura y otras empezaron a aprender cuando llegaron a la casa. Y aunque no hablen el mismo idioma, es un momento en el que las mujeres pueden trabajar juntas, dedicarse a aprender algo nuevo y poco a poco ganar su independencia financiera.
Ser mujer refugiada significa renunciar a tus propias necesidades y sueños para garantizar la seguridad de tu familia. Pasan por muchos desafíos, a menudo sin saber si tendrán algo que comer o dónde dormir al día siguiente e invariablemente se ponen en último lugar. Son heroínas no reconocidas por la sociedad, y el momento que pasan por el taller de costura es un recordatorio de que además de madres y esposas, también son mujeres y tienen derecho a dedicarse a algo que las haga felices.
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